Escribe Mauro Pedraza Sierra
Secretario de Cultura Club Apurímac-Lima
La tradición es un conjunto de bienes culturales materiales e inmateriales que se transmiten de generación en generación dentro de una comunidad, se trata de aquellos valores, costumbres y manifestaciones que son conservadas y desarrollados por ser consideradas como valiosos, es parte de la sabiduría social que ha permitido que los pueblos perduren.
La tradición es algo que se hereda, se inculca a las nuevas generaciones y que va forjando nuestra identidad de grupo, como el arte, la música, la danza, la gastronomía, artesanía, la oralidad, etc. es el ADN característico de un grupo social.
Sin embargo, la tradición también evoluciona y se actualiza para mantener su valor y utilidad, puede adquirir nuevas expresiones, pero es vital no perder su esencia y espíritu; se imagina usted que nuestros carnavales abanquinos, predomine el sonido del saxo o del arpa, además eliminen la quena y guitarra, de hecho los nuevos sonidos ya no nos reflejaran ni representaran a su origen y espíritu.
Esta nota se debe en gran medida, a una noticia del Diario el Chaski, en que los amigos como don Lucho Quintanilla y los asiduos de la “Peluquería Lux” de Miguel Bustamante, comentaban que ya no debería de utilizarse al condor, por ser un ave en peligro de extinción, es una postura atinada en bien de la conservación, pero precisamente no por esta tradición, sino por la desidia de las autoridades y funcionarios pertinentes que no le dan el valor debido a nuestros recursos.
El rito del Yawar Fiesta (fiesta de la sangre, en el mes de julio) es una tradición milenaria de gran significado en el mundo andino, sobre todo en gran parte de Apurímac, Ayacucho, inclusive en Lima; tiene su propia cosmovisión como por ejemplo, si el cóndor muere, ello sería el anuncio de una inevitable desgracia sobre su comunidad. Por ello respetan, tratan bien a la sagrada ave, la alimentan, le dan de beber y es adornada con cintas de colores sus alas, finalmente cuando sale triunfante se le otorga la libertad, con la esperanza de tener un mejor año; también este mito esta reflejada en la hermosa danza y quizá mas escenificada en el país (fijese en you tube) de “San Pedro y San Pablo” del encantador pueblo de Colcabamba en Aymaraeas.
La llegada del toro a América, también genera un espectáculo taurino español, que es replicado en el virreinato, Luego los nativos adaptan esta tradición hasta convertirlo en el Yawar Fiesta, que también ha tenido sus variantes, como nos relata JMA en su obra sinónima en Puquio, donde ya no se utiliza el cóndor. No es un espectáculo, si no, una ceremonia mágico-religioso, sangrienta de por sí, que reflejaba la impotencia del comunero ante los abusos del gamonal; en una especie de simbología donde son tres los participantes: los comuneros, el cóndor y toro, unidos por el sufrimiento y la sangre: música de fondo, el cóndor en precario equilibrio sobre el lomo del toro (al igual que la vida de nuestros paisanos más desprotegidos), el toro encabritándose para librarse de un adversario (que representa al opresor o gobierno), esta mera coincidencia no dista mucho de la realidad actual.
Precisamente en el centenario del nacimiento de José María Arguedas, hay que recordar y realzar el enorme legado de este hombre, quien revoluciona las Ciencias Sociales y la visión del Perú profundo, no en vano es mas celebrado y festejado en el país, màs que los “Cien años del descubrimiento de Machu Picchu”.
Pero el fondo del problema es llamar la atención al respeto por las costumbres de los demás, las personas occidentalizadas deben respetar esta forma de tradición que mantiene su unidad e identidad, nuestra identidad; por lo tanto, juzgar una costumbre desde la acera del frente a veces puede resultar contraproducente y discriminador; creo que nadie debe irrogarse el papel de emperador o rey que imponga la regla del bien o del mal.
En países del primer mundo podremos encontrar hasta hechos “más salvajes”, sin embargo respetamos y quizá no compartamos, pero es parte de su patrimonio cultural.
Estaremos en noviembre por nuestra linda tierra, cortándonos el pelo como siempre con el amigo Miguel Bustamante y tomando unos te piteaditos con los amigos y paisanos, Hasta pronto.
Secretario de Cultura Club Apurímac-Lima
La tradición es un conjunto de bienes culturales materiales e inmateriales que se transmiten de generación en generación dentro de una comunidad, se trata de aquellos valores, costumbres y manifestaciones que son conservadas y desarrollados por ser consideradas como valiosos, es parte de la sabiduría social que ha permitido que los pueblos perduren.
La tradición es algo que se hereda, se inculca a las nuevas generaciones y que va forjando nuestra identidad de grupo, como el arte, la música, la danza, la gastronomía, artesanía, la oralidad, etc. es el ADN característico de un grupo social.
Sin embargo, la tradición también evoluciona y se actualiza para mantener su valor y utilidad, puede adquirir nuevas expresiones, pero es vital no perder su esencia y espíritu; se imagina usted que nuestros carnavales abanquinos, predomine el sonido del saxo o del arpa, además eliminen la quena y guitarra, de hecho los nuevos sonidos ya no nos reflejaran ni representaran a su origen y espíritu.
Esta nota se debe en gran medida, a una noticia del Diario el Chaski, en que los amigos como don Lucho Quintanilla y los asiduos de la “Peluquería Lux” de Miguel Bustamante, comentaban que ya no debería de utilizarse al condor, por ser un ave en peligro de extinción, es una postura atinada en bien de la conservación, pero precisamente no por esta tradición, sino por la desidia de las autoridades y funcionarios pertinentes que no le dan el valor debido a nuestros recursos.
El rito del Yawar Fiesta (fiesta de la sangre, en el mes de julio) es una tradición milenaria de gran significado en el mundo andino, sobre todo en gran parte de Apurímac, Ayacucho, inclusive en Lima; tiene su propia cosmovisión como por ejemplo, si el cóndor muere, ello sería el anuncio de una inevitable desgracia sobre su comunidad. Por ello respetan, tratan bien a la sagrada ave, la alimentan, le dan de beber y es adornada con cintas de colores sus alas, finalmente cuando sale triunfante se le otorga la libertad, con la esperanza de tener un mejor año; también este mito esta reflejada en la hermosa danza y quizá mas escenificada en el país (fijese en you tube) de “San Pedro y San Pablo” del encantador pueblo de Colcabamba en Aymaraeas.
La llegada del toro a América, también genera un espectáculo taurino español, que es replicado en el virreinato, Luego los nativos adaptan esta tradición hasta convertirlo en el Yawar Fiesta, que también ha tenido sus variantes, como nos relata JMA en su obra sinónima en Puquio, donde ya no se utiliza el cóndor. No es un espectáculo, si no, una ceremonia mágico-religioso, sangrienta de por sí, que reflejaba la impotencia del comunero ante los abusos del gamonal; en una especie de simbología donde son tres los participantes: los comuneros, el cóndor y toro, unidos por el sufrimiento y la sangre: música de fondo, el cóndor en precario equilibrio sobre el lomo del toro (al igual que la vida de nuestros paisanos más desprotegidos), el toro encabritándose para librarse de un adversario (que representa al opresor o gobierno), esta mera coincidencia no dista mucho de la realidad actual.
Precisamente en el centenario del nacimiento de José María Arguedas, hay que recordar y realzar el enorme legado de este hombre, quien revoluciona las Ciencias Sociales y la visión del Perú profundo, no en vano es mas celebrado y festejado en el país, màs que los “Cien años del descubrimiento de Machu Picchu”.
Pero el fondo del problema es llamar la atención al respeto por las costumbres de los demás, las personas occidentalizadas deben respetar esta forma de tradición que mantiene su unidad e identidad, nuestra identidad; por lo tanto, juzgar una costumbre desde la acera del frente a veces puede resultar contraproducente y discriminador; creo que nadie debe irrogarse el papel de emperador o rey que imponga la regla del bien o del mal.
En países del primer mundo podremos encontrar hasta hechos “más salvajes”, sin embargo respetamos y quizá no compartamos, pero es parte de su patrimonio cultural.
Estaremos en noviembre por nuestra linda tierra, cortándonos el pelo como siempre con el amigo Miguel Bustamante y tomando unos te piteaditos con los amigos y paisanos, Hasta pronto.
Sugiero, que estos eventos se hagan solo como representacion, y no usar de manera cruel a ambos animales, son tradiciones mezcladas entre lo andino y español, pero aun asi nuestro CONDOR es un ave en peligro de extinsion, cuidemoslas
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